viernes, 1 de junio de 2007

No las ves venir

Se sienta en una mesa de la terraza, cara al sol y con sus gafas oscuras y enormes. Su pelo cano y rizado como corona resplandeciente, su tez arrugada y su traje de pasear bien planchado.

"Se trata de la típica ancianita que me pide un poleo" -Pienso.

Me acerco bandeja en mano y sacando la libreta, me dispongo a apuntar y pregunto inocentemente:

-Hola, ¿Qué tomará?

Y es entonces cuando sus labios se abren a cámara lenta y una voz infernal, propia de la niña del exorcista, me dice...

-Un carajillo.

Y cae el mito de la ancianita simpática de voz dulce y bonachona.

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